¿Qué tal si decidimos vivir en el presente y asumir los riesgos del momento sin postergar los sueños? Si viviéramos en este instante sin dejar para después, ¿acaso tendríamos algo en nuestro “bucket list”?
Construimos sueños en conversaciones a las que no le damos fechas y mientras caminamos, sentimos la pesadez del pasado y el futuro incierto, perdiendo la oportunidad de disfrutar los pasos. Si me concentro en este momento, en este instante, ¿a quien o a que le dedicaría mis pensamientos? ¿Qué captura mi atención?
El reloj continúa su marcha y, sin embargo, ¿A dónde te han llevado tus pasos? No soy quien, para juzgarte, estoy aquí para impulsarte a alcanzar tu destino y de paso ser testigo de cómo sonríes cuando te lanzas con todo. No ha sido fácil el camino, a veces acompañado y otras en solitario, compartiendo instantes y viviendo realidades.
Detente y medita. ¿Qué quieres hacer? Acaso es posible proseguir mientras lo intentas. Tomar decisiones que me acerquen a la meta sin pensar en todo aquello que nos limita. Si apuesto a ser feliz hay cosas que abandonaría de inmediato y de repente, ataca el miedo del mañana. Un total desconocido que a veces te quita el sueño y que al final no sabes si llegará.
Ante lo incierto, del mañana, ¿no es acaso mejor vivir el ahora? El hoy se vuelve amplio y se compone de muchos momentos, así que me enfoco en este instante, en el que las líneas que dejo atrás dejan de ser, para convertirse en algo que ya no es.
Entonces, decidí por este instante que es y de pronto dejara de ser, pero mantengo la expectativa de prolongar la alegría que me causa el estar conmigo y haber alcanzado eso que siempre quise hacer… ser en mis letras aquello que pienso y siento. Porque se trata de ser haciendo lo que anhelas. Vivir y experimentar cada momento, porque cada minuto cuenta, cuando hacemos lo que nos gusta. Aquello que te apasiona. Porque cuando haces lo que sientes, vives. ¿Quién te detiene?
Desnudando las Neuronas 