Alguna vez te has preguntado, ¿Cuándo dejaste de soñar? Cuando dejaste de lanzarte con todo y arriesgarte pensando en lo que puede ser en un mundo lleno de realidades. Un mundo que te devuelve hechos a cada que sería si…
Quizá hoy que intentas recordarlo, de repente te das cuenta que no fue sólo una vez. Fue un cúmulo de momentos que te fue llevando por un camino distinto. Comenzó cuando no recibiste lo que esperabas en Navidad o aquella carta de amor no entregada al cantante a quien admirabas en tu niñez. Fueron las veces que nadie llegó a verte jugar en el parque de pelota o cuando tu mascota murió aun cuando en silencio pedías que tu poder mágico funcionara.
Quizá fueron las veces que te quedaste esperando esa invitación que nunca llegó o el reconocimiento de esa persona especial. Tal vez fue ese ascenso que recibió quien menos cualificaciones tenía o quien sabe cual circunstancia te trajo hasta aquí. Y si piensas en cuando, verás que fueron porqués… justificaciones para evitar arriesgarte en un mundo que te recuerda el fracaso y en ocasiones, no se alegra de los triunfos ajenos.
Así que hoy, añádele un hasta y comienza a preguntarte ¿Hasta cuándo dejarás de soñar? ¿Hasta cuando permitirás que tu pasado le robe tiempo al presente y ponga en riesgo tu futuro? No le temas al resultado cuando hay diversos caminos para llegar. No se trata si lo alcanzaste, sino de vivirte el proceso.
Hoy te pueden nublar los miedos y, sin embargo, enfócate en las veces que te lanzaste y piensa en el proceso. Ese sentimiento que era un “rush” de adrenalina que hacía que rieras desde el corazón. Eras tu contra el mundo y no te importaba. Hiciste lo impensable y conquistaste lo imposible… tu destino. Ese momento, que le robaste al tiempo y encapsulaste dentro de ti.
Cuando pienso en adrenalina, pienso en el teatro. Ese miedo cuando estas detrás del telón con el auditorio lleno. Cuando comienzas a pensar en las partes que siempre olvidas. Rómpete una pierna o mucha mierda, te dicen tras bastidores (lo sé, no es el mejor pep talk…). Y en ese momento, comienza a subir el telٖón y pasa lo inimaginable… estas tan enfocado en quien eres, en eso que quieres transmitir, que entras a una dimensión distinta. Y aunque el mundo esta presente, estas en tu mundo, tu escenario, entrelazando sueños y dando a conocer una parte de ti que no es tuya pero te pertenece. Y de repente, se escuchan aplausos y sin darte cuenta, estas llorando. Porque para ellos fue unos momentos, pero para ti, fue una vida la que te trajo hasta este momento. Son tantos los sentimientos los que causa sentir y vivir al público. Las caras conocidas que dicen presente y te apoyan. Las ausencias que se hacen notables aun cuando ves a todos los demás y, sin embargo, es en ese momento, en el que te das cuenta, que no importa si están, no están, no importa el éxito o el fracaso, porque lo lograste. Estas allí, en un escenario, viviéndote el momento y saboreando el éxito. Porque el éxito es vivir tu sueño sin importar el resultado. El éxito es poder ser quien quieres ser y luchar cada día por alcanzar tus sueños.
Un sueño se materializa cuando lo conviertes en pequeños pasos dentro de un plan. Pasos que llevados a cabo consistentemente se convierten en un camino o proceso que te acerca a eso que buscas. Y como proceso al fin, encontrarás la eficiencia haciendo ajustes para lograrlo. A veces, te podrás desviar, sin embargo, cuando estas en el camino, no habrá una sonrisa más sincera, ni cansancio que te detenga cuando te das cuenta que el fracaso… es no intentarlo.
Refrescante y hermoso.
LikeLiked by 1 person