Si preguntases a las personas quien tiene la mejor mamá todos o la gran mayoría de las personas dirían que es la suya y verdaderamente, debo admitir que todos tenemos la mejor mamá del mundo. Y es que, aunque no hayan sido perfectas entregaron todo lo que tenían y un poco más para darnos el mundo e intentando disimular el miedo constante que ser mamá les causaba.
Ahí, estaban ellas todas entusiasmadas esperando a su bebé. Mientras, su cuerpo iba cambiando y las emociones estaban a flor de piel. La maternidad no las eximia de las responsabilidades y por el contrario, era una carrera contra el tiempo. Querían dejar todo listo y perfecto para cuando llegase el momento de recibir a ese ser que se formaba en su vientre.
En una mezcla de emociones, alegrías y frustraciones, cambios temporeros y otros permanentes, una espera que desespera hasta que llega el momento. En el proceso habrá par de reuniones y eventos para anunciar a la familia y amigos, personas que celebraran junto a la nueva mamá… y ante esta nueva noticia, ya habrá muchos que le dirán: “Prepárate y duerme, porque no volverás a dormir igual cuando nazca”. La nueva mamá se ira reflexionando y apesadumbrada porque ya casi no duerme entre las idas al baño y encontrar la posición correcta en la cama, pero solo mantiene una sonrisa ante semejante consejo.
Entonces, finalmente llega el momento y comienzan los dolores… algunas dilatan en par de horas, pero otras han probado ser de hierro y tuvieron que pasar muchas horas, partos naturales y cesáreas. Llegaron los familiares y comienzan a tomar fotos del nuevo ser que ha nacido. Las fotos que evidencian el momento, dan a conocer que, en efecto, se pare con muchos dolores.
En fin, llego este milagro de vida que estará en tu corazón por siempre y ya viene con su propia personalidad. Lo amaras con toda tu vida y en tu mente estará en cada momento, prefieres tenerle cerca y así poder protegerlo por siempre. Sin embargo, así no es que fluye la vida y tendrás que dejarlo volar y es entonces que entenderás, muchas cosas de tu caminar de vida. A veces querrás detenerlos para que no cometan errores y sin embargo, solo podrás estar ahí para acompañarlos. Otras veces, celebrarás junto a ellos y con el pecho inflado, contarás a todo el mundo sus logros y sus honores. No importa, la situación, estarás en su vida y habrás dejado huellas imborrables.
No hay un libro de instrucciones y en ocasiones se ajustan los estilos en el caminar. Se cometen errores que se intentan enmendar. Si tienes el privilegio de ser mamá debes saber que lo estas haciendo bien y no todo es tu culpa. Los hijos también tomamos decisiones. Y si tienes una mamá maravillosa como la que tengo yo: “díselo, ellas necesitan escuchar que lo hicieron bien y fueron perfectas para ti”.