Un pedazo de tela

Todos tenemos personalidades distintas y esos rasgos se pueden ver representados en nuestra forma de vestir. Hay personas que tienen estilos tan definidos que cuando vemos en un escaparate una blusa o un vestido podríamos decir: “eso se parece a…”. Y es que con el pasar del tiempo y el compartir con las personas, comenzamos a conocer no sólo sus formas de ser sino también un aspecto de ellos, sus gustos.

Hay personas que llegamos a conocerlas tan bien, que por su vestimenta podemos saber, si están contentas, tristes y hasta cansadas. Y es que, en ocasiones, nos vestimos no sólo según la ocasión, sino también basados en nuestro estado de ánimo. Y aunque muchos pensarían que es sólo ropa, la realidad es que ese pedazo de tela puede narrar una historia.

Y es que todos tenemos en nuestros armarios una prenda de vestir que conservamos por pura nostalgia. Un pedazo de tela que cuenta una historia que aun cuando la hayamos dejado olvidada entre otras telas, la conservamos porque está asociada a un recuerdo. No estoy hablando del tipo de ropa que guardamos porque es una moda que regresa, es el tipo que nos transporta a un momento en el tiempo.

Debido a un incidente en mi armario, me vi obligada a hacer un resaque de ropa. En el proceso tuve que clasificar y separar la ropa que estaría descartando, donando y conservando. Un proceso que aparenta ser sencillo y, sin embargo, es un poco complejo. Porque lo que necesita ser descartado, es fácil. Sin embargo, cuando había que determinar entre donar y conservar, se me complicaba el tema… el reto no era donar, el reto era desprenderme de algo cercano.

Aunque la lógica debía ser sencilla, las emociones asociadas retrasarían el proceso. La premisa era: si no lo usaste en el último año, no es tu tamaño y estilo, debes donarlo. No lo conserves pensando en que encontraras la ocasión, bajaras de peso o pudieras usarlo si ocurriese un evento particular. Simplemente, déjalo ir. Libera ese espacio del armario. Porque lo que estas manteniendo es un pedazo de tela, el significado, lo tienes guardado en lo profundo y podrás visitarlo. Esto, si es conveniente, porque a veces, también hay que hacer resaque del armario interno.

En fin, completé la tarea… y luego, volví a pasar juicio sobre lo que había conservado. Y entre la ropa, encontré dos vestidos.

El primer vestido nunca lo use. El traje lo había comprado para salir con un joven al que estaba conociendo en aquel momento. Él era amigo de mi hermana de la vida y ella le había dado mi número de teléfono para que me llamara. Ella entendía que nos llevaríamos super bien. Y la realidad es que así fue. Hablamos en varias ocasiones y cuando decidimos finalmente encontrarnos por lo complicado de las agendas… sucedió la vida. Él tuvo un accidente de auto y lamentablemente, falleció.  Ese traje aparentemente hermoso nunca fue usado pues la ocasión para la cual fue adquirido y lo ocurrido, no me hacía sentir cómoda con el vestido. Y aunque hubo ocasiones en los que pude haberlo usado, nunca me animé. Y entonces, ¿si no te animas a usarlo para que lo guardas? Hablando conmigo y haciendo lógica con mi esposo quien me colaboraba en el proceso: “operación closet”, decidí colocar el traje en la sección de donaciones para que alguien pueda estrenarlo.

El segundo vestido, es mi traje de novia. Lo sé es bien probable que no lo vuelva a usar. Es más, sé que no lo voy a volver a usar. Sin embargo, ese vestido siempre tendrá un espacio en mi armario hasta que encuentre un armario distinto que pueda guardarlo con todo lo que representa para mí. Ese vestido tiene asociados muchos recuerdos e historias que van desde el proceso de sonar campanas cuando fue seleccionado en la tienda junto a mi mamá, la ceremonia entre familiares y amigos cercanos, el brindis del abuelo, entre otros tantos recuerdos. No sé si de aquí a una próxima resaca el vestido sobrepase el tiempo y, sin embargo, esta vez lo logró.

Y es que debemos hacer limpieza de nuestros armarios y descartar lo que toma espacio en nuestra vida. Porque en ocasiones, eso que retenemos, es lo que nos detiene. Y, sin embargo, lo debemos hacer cuando estemos listos. Sólo tú sabes cuándo y lo que significa para ti… mientras, fluye y recuerda, es sólo un pedazo de tela.

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