En la antigüedad, en donde la observación, las preguntas y el análisis eran la base de los descubrimientos, se entendía que los elementos que nos componían eran el fuego, aire, tierra y agua. Y, sin embargo, como nuestra comprensión del mundo y observación parte de nuestra experiencia e interpretación, algunos países (India, Japón) añadieron un quinto elemento, éter. Mientras que la medicina china tradicional consideraba la tierra, el agua, el fuego, metal y la madera.
Posteriormente, las reacciones fueron consideradas y los avances permitieron entender que siempre hay más de lo que vemos cuando nos enfocamos en el mundo en que vivimos. Que lo que es real hoy, mañana no necesariamente lo es. No porque no haya existido, siempre estuvo, es que la comprensión del mundo y la realidad han cambiado. El conocimiento adicional adquirido no niega la realidad del pasado, sino que lo amplia para poder tener una visión más amplia que permita un mayor entendimiento de lo que somos y de lo que estamos hechos.
Es tan fácil para nosotros aceptar los descubrimientos científicos y creerlos como ciertos, aunque no fuésemos participes del estudio porque están documentados siendo parte de la educación que nos es enseñada. Conocemos una parte de la realidad y concluimos sin profundizar sosteniendo posturas basadas en lo que es nuestro parecer por nuestras vivencias.
Y que tal, si descubrimos que nuestra percepción del mundo es solo una porción de algo más grande. Que nuestras posturas de hoy no son más que una versión limitada a nuestro mundo. Un mundo que es parte de un universo más complejo compuesto de muchos planetas y elementos por descubrir. Que el asumir una postura que niegue la realidad del otro limita nuestro entendimiento del mundo porque no conocemos la realidad y la composición del otro.
No es cambiar tu visión, sólo tu tendrás la historia de tu vida y tu composición, sin embargo, el permitirte conocer al otro bajo una observación sin juicios, te permitirá ampliar lo que entendías era tu verdad. Una que con el pasar de los años cambiará porque podrás confirmar con tu experiencia como las reacciones hacían que fueras añadiendo nuevas posturas y visiones.
La ciencia nos permite aceptar y partir de caminos trazados por otras mentes. Se utilizan estudios documentados por otros científicos para continuar analizando nuestro mundo logrando grandes avances que nos permiten un mejor entendimiento y en su mayoría calidad de vida. Sin embargo, cuando se trata de nuestra vida, me pregunto: ¿cuan dispuestos estamos en aceptar el camino trazado por el otro?
Aceptar no es coincidir con las posturas. Aceptar es respetar los caminos trazados y abrazar en empatía. Reconocer la diversidad y entender, que tu mismo eres parte de esa diversidad. Porque si para ti, el otro es diferente, ¿acaso no eres tu distinto para él?
Una mayoría aceptó unas posturas sostenidas en la “realidad” que mostraba la ciencia en una determinada época… hoy sabemos que hay mucho más de lo que se ve a simple vista, solo te pido y me pido a mí misma, tener la apertura para poder ampliar de forma consistente nuestras visiones y percepciones en empatía y amor, mientras transcurre el tiempo. Un tiempo que puede mostrarnos que inclusive si ampliamos nuestra percepción habrá más por descubrir porque inclusive la definición de elementos depende del contexto…