La mayoría de las personas tenemos presencia en las redes sociales. Ese lugar virtual en donde podemos conectar con conocidos, amigos, familiares con mayor frecuencia que lo que nuestro diario vivir nos permite. Es un espacio para contar un poco de lo que queremos que el otro conozca de nosotros, compartir intereses y en ocasiones, hacer desahogos de temas que nos parecen inverosímiles, entre otras tantas cosas que podemos ventilar según nuestros estados anímicos.
Durante los años, he acompañado a mis amistades virtuales en sus eventos más alegres y otros llenos de dolor. He visto crecer a sus hijos, disfrutado nacimientos de bebes y nuevos negocios, cumpleaños, graduaciones y bautismos. Sin embargo, también he presenciado esa otra parte de la vida que todos olvidamos hasta que nos pasa… divorcios, fallecimientos, perdidas de trabajo y enfermedades.
A su vez he celebrado como algunos tal como el Ave Phoenix han transformado su situación y se han empoderado de sus vidas, siendo ejemplo para todos. Ellos sin saberlo se han convertido en las mejores lecciones de vida y aun cuando no lo saben, son inspiración para todos y vivimos orgullosos de tenerlos en nuestras redes.
Una de las funcionalidades de las redes sociales que me gusta mucho son los recordatorios para celebrar los eventos de los amigos, sobre todo los cumpleaños. Porque, usualmente, uno tiene bien presente las fechas de cumpleaños de las personas cercanas, sin embargo, recordar los de todos es complicado.
Cuando uno conoce las fechas de cumpleaños de las personas cercanas tienes dos opciones cuando se identifica el error: la primera es ignorar la celebración y la segunda, es unirte a celebrarla. Y es como todo, en la vida, nos podemos enfocar en los errores o podemos hacer lo mejor que podemos con ellos para vivir con pasión celebrando cada día al máximo.
Así que ayer en las redes se decía que era el cumpleaños de mi mamá y quien era yo para cuestionar el recordatorio en las redes sociales. Estamos en abril y ella cumple en agosto y, sin embargo, sentí que era necesario sorprenderla. Y evidentemente, era toda una sorpresa. Me lancé a comprar un bizcocho y helado en el supermercado, hice una decoración sencilla con unos globos que tenía en casa y envolví en papel de regalo de cumpleaños un detalle que ya le teníamos en casa. De repente, se me ocurrió que mis hermanos fueran participes. Así que cree un chat para unirlos en videollamada.
Llegamos a casa de mami con bizcocho y helado, y todos le cantamos Feliz Cumpleaños, de forma virtual y presencial. Su cara valía millones, estaba totalmente roja y se reía por la situación. Era evidente que estaba sorprendida, no sólo le estábamos cantando cumpleaños, sino que tenía a todos sus hijos reunidos haciéndole bromas mientras ella se justificaba diciendo que ya lo había arreglado porque muchas amistades le estaban diciendo felicidades.
Quizá algunos no entenderían nuestras razones y la realidad no tienen por qué hacerlo. A veces es complejo entender los razonamientos del otro. Sin embargo, si hay algo que la vida me ha enseñado es su fragilidad y como debemos aprovechar cada oportunidad que nos regala de compartir con los que amamos y hacerlos sentir especiales.
Ayer mientras ella se quejaba de las fotos virtuales familiares de tres cuadros que pudimos tomar, donde quizá las fotos no quedaron como ella hubiese querido, para mí, estaban espectaculares y se han convertido instantáneamente en mis favoritas. No importa como lucíamos, era el momento que vivíamos junto a ella. Estábamos todos allí para celebrarla y disfrutar ese momento a su lado.
Y es que a veces esperamos sólo un día al año para celebrar un evento especial cuando cada día hay que celebrarlo y, sobre todo, vivirlo al máximo. No es necesario que vayamos comprando bizcochos todos los días para celebrar, en ocasiones, sólo se trata de hacer un espacio en tu itinerario diario para compartir tu tiempo con las personas que amas y celebrarlas dándoles tu tiempo y atención. ¡Hazte presente y celebra la vida!