Hace unos días recibí un mensaje que tenía como objetivo el que reflexionáramos sobre el bienestar del ser humano. Un estado que está por encima de las posesiones materiales o hitos sociales que hemos colocado como métrica de comparación. Temas que son individuales y muy personales, y, sin embargo, pensamos que son temas generales nada profundos. Así que vamos por la vida preguntando sin saber el impacto que esto puede tener en el otro.
No sé quién lo escribió, pero quizá ya lo has leído y te lo comparto tal como lo hicieron conmigo. El mensaje decía: “Todo el mundo te pregunta si acabaste tu carrera, si te casaste, si ya tienes hijos. Como si la vida fuera una lista de mercado. Nadie nos pregunta si somos felices…” De repente, me dí cuenta de lo profundo del tema. Porque esto va más allá de lo que es obvio y quizá la pregunta es más retorica y personal, porque si de repente me encuentro con alguien y le digo: “Hola, que bueno verte, ¿eres feliz?”, Imagino, que después de una pausa la persona quedará toda confundida y de paso, esas preguntas no son para una conversación liviana.
De hecho, es bien probable, que deje a la persona confundida por días y comience a preguntarse: ¿Qué quiso decir con si yo era feliz? ¿Será que yo tenía una mala cara ese día, alguien le mencionó algo, por qué?”. La conversación interna será tan profunda que pienso que en algún momento llegaré a ser tema de sobremesa hasta que alguien le diga… “no te preguntes porque si no para que”. Y ahí ese ser, quedará completamente confundido. No porque sea o no feliz, sino porque estará intentando saber mis motivaciones para preguntarle.
Me parece que a veces en los temas de relacionarnos con el otro invadimos la privacidad en alas de ser sociables. Porque lo que aparenta ser un tema común puede representar una herida profunda en el otro. Porque un acabaste la carrera puede representar el que esa persona tuvo que abandonar los estudios para irse a trabajar ante la súbita perdida de un ser querido o que en efecto lo continuo, pero cambio su meta o ciertamente, completó su carrera. Y, sin embargo, no sabemos de esa persona ni que le sucedió, así que debemos ser cautelosos por el bien del otro. Así mismo el tema de matrimonio o los hijos, y con estos temas las complejidades son aun mayores.
Al final, no todos nos hemos colocado las mismas metas o quizá si, y, sin embargo, la vida no necesariamente nos ha llevado a lograrlas por diversas razones. Y el que lo hallamos logrado o no, nada tiene que ver con nuestra felicidad. Porque la felicidad es un estado de armonía interna y bienestar emocional que es totalmente subjetivo.
Así que la próxima vez que te vea solo dejaré la pregunta si eres feliz para una conversación profunda del tipo reality check para amistades que tengamos una confianza extrema. Y, sin embargo, a ti que hace tiempo no te veo te diré:” Me alegra tanto verte. Pienso que hace X años no te veía, ¿Cómo estás? Y escucharé tus respuestas y bailaré una danza en donde tus respuestas marcarán el paso. Y escuchando, las letras de nuestra conversación, entenderé si me has dado permiso para entrar a tu mundo o simplemente, será un encuentro grato de dos desconocidos que se encontraron y abrazaron al otro con amabilidad y empatía.