En días recientes, he estado escuchando el debate sobre si los estudiantes deben o no volver a los salones de clases a recibir conocimiento. Algunos aluden que no son los salones de clases los lugares de contagio para el Covid y que la no asistencia a los salones de clases coloca en desventaja a nuestros niños. Otros indican, que no debemos poner en riesgo a contagio a los estudiantes y que la educación no se ha visto afectada.
Ambos lados, aparentan tener justificaciones válidas para sostener su postura y la realidad es que al final, un político o empleado gubernamental no debe decidir lo que como padre usted sabe. Si en su caso, ha visto progreso en la educación de su hijo a distancia, entonces manténgala. Pero, si por el contrario, ha visto rezagos en el progreso educativo, cuando abran las escuelas, envíelo. Sin embargo, en lo que esto ocurre, continúe haciendo lo necesario, como lo ha hecho hasta ahora.
En mi época de estudiante a nivel elemental y superior, no tuve la posibilidad de estudiar en la modalidad remoto. Esta modalidad de estudiar a distancia la experimente en la universidad y en algunas certificaciones profesionales que de forma posterior he podido tomar. Al final y esto ha sido en mi caso, no tuvo que ver con el facilitador o maestro, la modalidad o el presupuesto asignado, sino como yo como estudiante me comprometía en lograr el objetivo.
Debo reconocer, que en grados pre escolares y elementales, ese compromiso es un poco compartido con los padres, excepto uno que otro caso. Sin embargo, el provecho académico recae sobre el estudiante y quien quiere estudiar y superarse, hará lo que este a su alcance con los recursos que tiene y si no los tiene los buscará. Me parece que mucho tiene que ver con el deseo y lo que nos han enseñado en temas que no necesariamente están relacionados con la educación escolar y si con los valores o cualidades que son inculcadas en el hogar.
Porque podemos equiparlos para la vida proveyéndoles todas las herramientas que necesiten para el éxito. La mejor educación que se ajuste a las necesidades del estudiante, los mejores recursos y actividades curriculares, socialización, deportes, arte y cultura, entre otras tantas actividades, áreas o fuentes de referencia que un currículo pueda tener. Y, sin embargo, esto no garantiza que como ser humano estemos preparados para enfrentarnos no solo al entorno laboral sino para la vida.
El haber recibido el conocimiento por parte de profesionales no garantiza que al final del camino se esté capacitado para poder desempeñarnos con excelencia. Porque en esencia, puedes haber sido instruido por el mejor chef del mundo, tener todos los ingredientes para poder hacer la receta del pastel mas delicioso del mundo y esto no garantiza que tu ejecución llevando a cabo el proceso sea la mejor. De igual forma, pudiste no haber sido instruido en las mejores escuelas, te faltaron ingredientes y tu pastel fue el mejor. Porque haciendo uso de lo que tenías lograste brillar.
Y esa destreza, de reinventarse, de poder lograr salir adelante con lo que tenemos siendo resilientes y empáticos, trabajar y no rendirse ante la adversidad buscando superarte sin afectar al otro, no es parte del currículo escolar. Ciertamente, basta con ver como las distintas generaciones se enfrascan en argumentos para ganar y buscan lograr consensos, no para el bien común sino para adelantar agendas de cada lado.
Al final, solo nos queda reflexionar, sobre que es lo que buscamos para futuras generaciones, equipar, preparar o capacitar. Y al final, una no va sobre la otra porque todo es importante como parte de un proceso, y sin embargo, si evaluamos por lo que observamos, ¿cuál sería el dictamen?
Quizá dirás, yo solo controlo mi entorno y sabes que: “con uno solo basta para cambiar el mundo”. Uno que sirva de ejemplo liderando hacia el cambio con una nueva visión. Equipémoslos con las herramientas necesarias para que estén preparados para enfrentarse a los retos que en la vida encontraran y puedan mostrar lo capacitados que están para lidiar con la adversidad y la competencia con entereza, diligencia y pasión. Me parece que lo que se debe debatir va más allá de si regresan o no al salón…