Quisiera detener las lágrimas y aferrarme a las palabras que todos muestran en solidaridad. Llenar el vacío con los recuerdos vividos y la esperanza de escuchar tu voz una vez más. Veo los mensajes guardados y lamento haber borrado los monólogos interminables que hoy me darían la oportunidad de acercarte.
Sé que la vida debe continuar y, sin embargo, hoy sólo siento llorar. Intento mostrarme tranquila para poder evitar los consejos. Entiendo lo que ellos buscan, pero hoy no los quiero escuchar. Necesito sentir mi pérdida, que es lo único que hoy me acerca un poco a ti. Todo tiene su tiempo y hoy es tiempo de sentir hasta que pueda sanar algún día.
En las ironías de la vida, hoy diera todo por tenerte cerca. Hubieses sido bálsamo en cualquier situación. Eres tú a quien más necesito para poder superar tu ausencia y envuelta en la nostalgia recuerdo los momentos en los que me hacías sonreír. La gente me observa, mientras paso de la risa al llanto en tan sólo un instante. Poco saben ellos y veo sus erradas conclusiones, sin embargo, aquí sigo enfocada e intentando acercarte en mis recuerdos.
Siempre dijiste que no querías llanto en tu velorio y quisiera poder complacerte, pero que difícil se me hace en un día como hoy. Dicen que esto pasará, pero ya lo he vivido antes y la realidad es que me seguirás doliendo hasta mi último aliento.
Intentaré aprender a vivir sin ti esperanzada en que algún día nos encontraremos en una dimensión distinta envueltos y llenos de gracia. Sin embargo, hoy me dueles y no tengo una fecha exacta, así que mientras transcurre el tiempo sólo intento sujetar tu mano fría, intentando maximizar los minutos que me quedan a tu lado.
Sé que una vez te mudes a tu última morada solo podré abrazarte en mis sueños y decirte cuanto te ame. Hasta luego y hasta siempre, es un anhelo de vida que decimos en las despedidas cuando el dolor es inmenso. Para mi serás hasta siempre porque sé que te veré en mis sueños y desde hoy batallaré el insomnio porque sé que así podré volver a verte…