Hoy su butaca marrón está vacía y en el fondo se escucha su música preferida. Acordes animados llenan los silencios brindando esperanza sobre una leve mejoría. Sentada frente a él y en medio del dolor, regala sonrisas mientras observa a su familia quien la visita.
Él no está tan callado como al principio y hace comentarios para provocarle. Juegos de palabras para recordarle su juventud y ella riposta con brillo en sus ojos. Ella cae en su trampa con estrategia y narra una historia de los tiempos cuando él le cortejaba. Solo ellos saben la verdad de su historia y, sin embargo, sus miradas de complicidad proveen los detalles.
Eran jóvenes y fueron al mar. Jugaba distraída con las olas y sus sueños. Miraba el futuro con sueños distintos, mientras él ya sabía los anhelos de familia que en su corazón guardaba para ella. Le hizo una broma para captar su atención y todo resultó de forma contraria. Paralizado la veía mientras el mar le alejaba y desesperado fue en busca de ayuda. Cuando la trajo a su lado tomo una decisión y la ha cumplido por toda la vida.
Sus ojos la buscan en todo momento y ella los esquiva de forma meditativa. Ella siempre supo cuánto él la necesitaba y desde el principio fue su fuente de fortaleza y comprensión. Intercambió sueños individuales por su familia y mostró su inteligencia y sagacidad desarrollando estrategias para sacar adelante su empresa familiar.
Su caminar pudo ser otro, pero decidió por él. Ella pudo verlo y amarlo más allá de su reflejo. Llevan más años juntos de lo que hubiesen pensado y tienen una familia como la que jamás imaginaron. Ella en su interior esta agradecida y aun conserva sueños por realizar. Su espíritu soñador aún está intacto, aunque conoce su mirada protectora.
Eran otros tiempos y otras visiones. Era un amor sacrificado y un futuro incierto. Eran tiempos de lucha y dedicación. Era hacerse juntos y construir el camino. Son tantos recuerdos alegres y desgarradores. Un constante amar y decir adiós en despedidas inesperadas. Son las despedidas que le robaron sonrisas las que le enseñaron una nueva perspectiva. Se refugió en la familia que construyó a su lado y se dedicó en cuerpo y alma para hacerlos brillar. Ella es su secreto mejor guardado para el éxito y él ha sido su sostén.
Ella es fuerte y audaz. Es amor y esperanza. Solo su corazón sabe cuanto le ha costado sonreír después de las desavenencias de la vida y, aun así, siempre guarda su más amplia sonrisa para ellos… Su familia. Ellos son el resultado de su esfuerzo y dedicación, por eso les sonríe llena de satisfacción y amor.