Que tal si jugamos…

Que tal si en lugar de tomar las cosas de forma tan seria decides relajarte y fluir. De paso, cambias la estrategia y recuerdas a ese niño que anhelaba tanto y dejaste atrás. Decides ahondarte en tu corazón y en tu mente para hablarle e invitarlo en tu vida actual.

Hace tiempo no compartes con él y quizá haya desconfianza. Es normal, tu ausencia fue prolongada y le parece extraño tu repentino cambio de parecer. Se acostumbró a verte serio y formal. Sin embargo, aunque su rostro está lleno de preguntas ocultas, su mirada muestra la alegría de verte y anhela jugar.

Sin juzgarte y de forma inocente, te sujetó de la mano y se sonrió. Una sonrisa amplia que daba paso a tu mundo interior. Tomados de la mano, ambos sonrieron y abrieron la puerta a la habitación de la infancia. Vieron la casa de Barbie con la que tanto jugaron y el GI Joe de tu hermano con la que la emparejaron. Viste la muñeca de trapo que te regaló tu mamá y la recogiste del suelo con amor y cuidado. La alcancía de ET estaba en la mesita de noche, ella escondía las monedas para el viaje que soñabas a Disney.

La pizarrita mostraba la ultima clase que impartiste a las muñecas y el cuadro en la pared que decía: “la lectura de un buen libro enriquece nuestro espíritu… entonces, quizá de ahí viene mi amor por los libros.

Recordé el escondite secreto cuando me ocultaba del mundo para evitar los adultos que me arrastraban a su realidad. De repente una lágrima rodo por mis mejillas, sentí el dolor de una injusticia. Recordé la vez que me castigaron aun cuando yo no había sido y mi guerra por la falta de comprensión.

Cuando hice las maletas para irme de casa y sólo coloqué a mi muñeca de trapo que yacía en el suelo. Mi amiga de niña y confidente de juegos, cuanta falta me has hecho durante todo este tiempo. Mi niño me miró con comprensión y cuidado, secando mis las lágrimas con sus pequeñas manitos. Y con una sonrisa inmensa, me dijo: ”que tal si jugamos”.

No sé donde está el niño que vive en ti, te invito a que lo encuentres y que seas feliz. Quizá encontrarlo se te hará complicado y, sin embargo, recuerda que él estará muy feliz y en el transcurso, secará tus lágrimas y te hará sonreír.

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