Tus ojos intentan auscultar la verdad de mi origen, mientras la mirada se pierde en la profundidad de tus pensamientos. A veces te observo y veo una chispa de amor y confieso que la niña que vive en mi se llena de entusiasmo.
Dependiendo el día soy buena o soy mala. Soy esa a quien a veces llamas en la tristeza de saberte abandonada. Anhelo conversar contigo y que veas que aun sigo aquí.
Debo admitir que hubo días que me entusiasme, viendo mejorías que solo yo experimento. Los médicos hablan los hechos y yo de esperanzas, he visto la mirada anclada y palabras de momentos de mi infancia. Más hoy despierto y te veo agresiva, maltratas tu cuerpo y todo a tu paso. Siempre has sido fuerte pero nunca te dañarías.
Inmovilizarte no es mi visión, mucho menos dejarte en un centro de cuido. Te medico intentando buscar una nueva reacción. Mis días transcurren esperando un milagro y llorando en la ducha mi decepción. Cuidando tus sueños y tus amaneceres.
Me preguntas quien soy y a veces me frustro, pensando en que pudo ser si lo hubiese visto en un principio. Recitabas los nombres de todos para llamarme. Aunque molesto, pensaba era parte de tu olvidadizo rasgo. Perdías todo y estaba frente a ti. Escribías todo lo que era obvio, al menos para mí.
Nos queda mucho camino y es doloroso que no sepas que estoy aquí…porque soy esa a quien llamas mientras me preguntas ¿Quién eres?