La vida es complicada y somos seres emocionales, aun cuando intenten convencernos utilizando la razón. Conforme fuimos creciendo nos intentaron adoctrinar bajo las premisas: “los niños no lloran”, “que feo te ves llorando” y “te están mirando”, entre otras tantas frases que nos enseñarían a ocultar nuestro dolor.
Entonces, fuimos creciendo y los dolores eran distintos más los juicios ya estaban cimentados, así que no podíamos llorar, porque entonces éramos sensibles, hormonales o faltos de fe. Nos hicieron creer que llorar era malo y comenzamos a ahogarnos con las lágrimas no derramadas.
Y cuando ya el sentimiento era inaguantable… mientras te desbordabas llorando alguien te dijo: “calma, no llores, esto pasara”. Encontraste refugio al bañarte y en la soledad del agua corriendo, mientras llorabas en silencio ocultando tu sentir. Cuantas veces, te sorprendió una alergia simulada…
Hoy te digo se vale llorar, se vale sentir y expresarte para liberar de tu alma ese dolor. Es un deber contigo mismo poder expresar lo que sientes. Tomar control de tu vida y de tus emociones. Si sientes llorar, pues llora, llora hasta que te canses. Porque te vas a sanar al llorar y créeme que es lo mejor que te puede pasar.
Porque luego de llorar hasta sanar, solo nos queda accionar. Y llegará el día que mirarás atrás y verás que aprendiste en el proceso de dolor una de las mayores lecciones. Que aquel sufrimiento tuvo su razón y provoco la mejor versión de ti.
Ciertamente, las cosas van a pasar, siempre y cuando tu tomes una decisión… sin embargo, hoy, se vale sentir para que puedas transformar esa parte de ti.