Todos tenemos una historia y la contamos de acuerdo al momento en el que nos encontremos en nuestra vida. Porque puede ser la misma y la narramos tan distinta. A veces es tan distinta que parecería una fotocopia. Y a veces es la historia que nos contamos para poder manejar nuestra propia historia. Porque no se trata de lo que vivimos sino de lo que no dejamos ir. Un pasado que cargamos y añade peso a nuestra maleta… es entonces cuando de repente nos encontramos sin espacio y sin aliento.
Tranquilos es tan solo el peso, son las páginas de las vivencias que nos dejaron huellas. Son las veces que decimos que hicimos las paces para evitarnos los consejos no solicitados. Porque es tan fácil decir, cuando no se trata de ti, sino de mí. Porque al final todos nos hacemos el cuento de nuestra versión de la historia.
Mi historia es como la de muchos. Esa que a veces hacemos más grande porque no vemos al que está a nuestro lado. Porque si miráramos hacia el lado, veríamos cuan afortunados somos. Porque si hoy tienes casa, trabajo, comida y una familia que te ama eres más que afortunado. Si careces de una de ellas tienes más que otros y si te faltan 2, sigues teniendo más. Y aunque no tuvieras nada, eras más afortunado que aquel que yace en una cama y teniéndolo todo, no puede disfrutar nada. Porque, si nada tienes y respiras, tienes más, porque tienes vida. Y si tienes vida tienes la posibilidad de todo.
Desnudando las Neuronas 