El otro día estaba cambiando de canales y me detuve a ver un programa que mi esposo a veces ve en televisión. El programa junta a dos extraños, los coloca en una localidad desolada, sin comida o agua y están desnudos. Solo les permiten llevar un artículo de ayuda. Algunos eligen llevar un cuchillo o un encendedor de fuego o cualquier otra cosa que entiendan que les puede ayudar. La idea es colaborarse a sobrevivir por 21 días. Al final del periodo y basados en el desempeño son evaluados por sus PSR (“Primitive Survival Rating”).
Antes de ver los episodios lo sabía, sin embargo, quedo confirmado. No tengo que ir a un programa para saber que mi PSR esta bajito y para que sufrir el proceso si ya lo sé. Empecemos que cuando me indiquen que cual sería mi artículo de ayuda estaría indecisa entre los medicamentos, el papel de baño, el desodorante, la pasta de diente, el bloqueador solar o las medias para los pies…. Y la cama, la frisa y de repente, la maleta para meter todo lo demás. Porque, aunque sea un traje de baño para cubrirme y eso de ir al baño frente a las cámaras, muy fuerte, si a mí me da pánico escénico en los baños públicos…
Porque no se ustedes, pero a mí, al menor retorcijón de estómago… debo ir corriendo a mi casa. Hay temas que solo puedo manejar en la intimidad de mi hogar. Se que hay algunos que viven bajo la frase: “es mejor perder un amigo que una tripa”, sin embargo, al parecer, mis amigos son lo más importante… Y es que al final, hay un tema de intimidad que a veces algunos manejan mejor que otros.
Si eres de los que piensan, ¿Cuál es el trauma si todos tenemos que hacer nuestras necesidades?, Les felicito, porque sé que sienten una libertad extrema. No hay mayor peso que tengamos que cargar, que la preocupación de saber de antemano si el lugar al que nos dirigimos tiene baño y si es uno privado o múltiples. Ni les cuento, cuando es el combo, múltiple y unisex. Eso me paso en un viaje y ahí sí, que la cosa estuvo difícil…
Al final, una tiene que enfrentar sus miedos y comenzar esos diálogos difíciles para animarse… porque de lo contrario, pudieras quedar burlada y sin bañeras cercanas. Quiza este trauma viene de la infancia… ya saben compartir los baños con hermanos no está fácil y si a esto le sumas las reuniones familiares en la casa de la abuela con todos los primos… pues, el origen está claro, la solución está en proceso. Aunque en esencia he llegado a un acuerdo no escrito y es como los incidentes en producción… todo depende de la severidad y el tiempo de respuesta. Porque hay momentos en la vida que no hay espacio para pensar, solo puedes accionar.
Son esos momentos, pequeños momentos, en donde descubres que no tienes control de nada… porque todo comienza con un pequeño alarido, un retorcijón, el escalofrío y de repente… NOOOOO. Y creo que a todos nos ha pasado, no hay momento más vulnerable que ese… sabes que cada segundo cuenta y no hay espacio para errores. Tienes que encontrar un lugar seguro y que haya papel. Aunque en mi caso, eso si lo tengo claro y siempre ando con papel y toallitas húmedas. Beneficios de las carteras que todos critican por su peso pero que más de una vez a salvado vidas.
En fin, que la única vez que intente ir de camping terminamos en un parador cercano al área. Porque el frio y el aire natural me causaron asma. Uff, y ni hablar del trauma cuando me explicaron en donde era el baño. Que les puedo decir, que no todos nacimos para los exteriores. Pero, eso no quiere decir que no ame la naturaleza. Me encanta la naturaleza, pero experimentada de otra forma.
Si eres de los que piensan que nadie aprende por cabeza ajena… adelante. En mi caso, si puedo evitar los moretones, me los ahorro, porque es a veces siendo precavida y ni les cuento de las caídas que me he dado. En fin, y es como todo en la vida. No todos tenemos que vivirlo para saberlo…. Y es que a mí, hay cosas que desde los libros y los programas de televisión, me gustan más… pero, si a ti te gusta lo natural, lánzate con todo y de paso, pon algunas fotos, porque eso sí… me encanta celebrar los triunfos y los caminos que pudiste lograr y que sé que no están en mi destino.
Y quizá, eso es lo mejor de la vida… no tenemos que recorrer el mismo camino, pero si debemos celebrar y respetar los caminos de los otros. Porque solo sus zapatos saben cuánto les tomo llegar a donde están y cuantos incidentes tuvieron que superar. Quien sabe y te conviertes en mi inspiración para que me lance… no a un camping, pero tal vez a un glamping.