Lo he decidido y lo voy a lograr. Iré al menos a una actividad que me inviten. Antes que comiencen los juicios, les explicaré. Sé que todos han tenido un familiar, amigo o conocido en algún negocio que los hará millonarios. Ya saben, de esos negocios que les proveerán salud y energía o negocios que los convertirán en emprendedores. Esos negocios, que harán que usted prospere si cambia su mentalidad limitante y te lanzas a ser, tu propio jefe.
Debo admitir que admiro a las personas que trabajan en ese tipo de negocios, porque no está fácil. Ellos le ponen persistencia y horas al asunto. No les importa ser rechazados, pues están convencidos que su producto cambiará tu vida como cambio la de ellos. Así que cuando ellos nos ofrecen lo mismo por todos los medios, en realidad nos hacen un favor. Cuando digo todos los medios, es que, si entras a tus redes sociales, en todas, ellos estarán. Compartirán historias de éxito, el antes y el después. Si es de salud veras al que perdió 100 libras, el que saldo su casa o compro el carro de los sueños porque todo es posible. Y la realidad es que lo es. Porque todo aquello a lo que le pongas pasión y le dediques tiempo, dará resultados.
De todas formas, me lancé con mi esposo a una de las actividades. Mi esposo estaba un poco reacio, pero como coincidió con un reconocimiento, accedimos. Fuimos allí como si fuéramos para una boda en la playa, pues la vestimenta era todos de blanco. Pienso que fue estratégico, pues ellos vendían un producto para pérdida de peso y el blanco, no necesariamente es el mejor color para los que tenemos unas libritas demás. Pero, no importa, vamos allá. Llegamos y lo primero que ocurrió, es que quien nos invitó era como una celebridad entre ellos. Ay que bueno verte, abrazo para aquí. Hablaron usando unas palabras, clave, asumo que será unos cursos que ellos dan y se preguntaron si iban a ir a una actividad que se hace anualmente en la que asisten vendedores de todas partes.
La respuesta fue obvia y como si todos se hubiesen puesto de acuerdo, todos gritaron a coro el nombre de la actividad. En ese momento, comencé a inquietarme. Estaba entrando a un ambiente llenos de ellos y la verdad es que mientras más pasaba el tiempo tenía más opciones, huías o te unías.
Pusieron música, había comida y bebidas. Eso me confundió un poco, porque pensé que la comida sería celery, brocoli o sus productos, pero no. Ellos son como yo. Les gusta la fritanga. Parece que la actividad promete o es parte del proceso de conversión. Decline la bebida porque no bebo, lo mío es comer. Así que seguimos hablando y de vez en cuando, cuando ellos gritaban el nombre de la actividad yo también gritaba con ellos. La verdad es que la actividad tenía un aire de Guyana pero que les puedo decir, de todo hay en la viña del Señor…
Localizamos unas sillas y nos sentamos, pues la actividad daría inicio. Realmente no vi las fotos del antes y el después, pero muchos de ellos fueron premiados por su pérdida de peso. Esa parte estuvo bien buena. Reconozco que no es fácil perder peso, así que ver a alguien mostrar su vulnerabilidad y decir que logro perder 50 libras es maravilloso. Y le preguntaron, y vas para el sitio X. Y todos gritamos el sitio, pues ya yo me lo sabía… Así que a todo pulmón grite X. Pasaron las horas y siguieron dando premios. Hasta que reconocieron a la persona que nos invitó. Debo admitir, que me dio una emoción gigantesca. Porque sé que para ella, esa es su fuente de ingreso familiar. Porque para ella, era el fruto de su esfuerzo y horas invertidas. Era el ver que gente que no necesariamente cree en el formato de ventas, estaba allí para verla triunfar y ser reconocida por sus pares. Me emociono saber, que ella misma pudo mostrar y ver de lo que era capaz.
Entonces, solo entonces, entendí, que a veces no se trata de creer en el producto o comprarlo. Es estar para apoyarlos y verlos brillar. Es reconocer que cada producto tiene su nicho y que cada ser tiene su lugar. Es bueno saber que hay compañías que reconocen el trabajo. Puedes estar de acuerdo con ellos o no, pero debo admitir, que alimentaron el alma de muchos ese día y que cuando termino la actividad, quizá no tuvieron una venta, pero si tuvieron mi reconocimiento. Pues al final, si me convencieron que su producto daba salud y energía. No hay duda que nutrieron muchas almas ese día.
De ahora en adelante, le daré la oportunidad a fomentar los sueños de otro y en algún momento gritaré: “nos vemos en el sitio X, solo para verlos sonreír”.