En algún lugar leí que las cosas importantes de la vida no son cosas, son momentos. Emociones, recuerdos, lecciones. Para luego leer un listado de cosas que las personas llamaban importante que incluían temas como salud, familia, amor, tener propósito, bienestar, educación, entre otros. En otro lugar, hablaba de las necesidades y listaba muchas de las cosas que en otro artículo mencionaba como importantes. Es acaso lo importante siempre necesario y viceversa. Entonces, ¿Dónde dejamos lo urgente?
Entonces, me di cuenta que uno de los grandes retos que tenemos como sociedad, es que los individuos no logran separar lo importante de lo necesario. ¿Cómo sabes a que darás la prioridad sin separar lo importante de lo necesario? A que le darás la urgencia.
Quizá deberíamos empezar por decir que lo importante recae en las consecuencias que tendrá en no prestarle atención al tema y que lo necesario es aquello que hace falta o se hace indispensable. Si aplicamos prioridades a las cosas que pensamos importantes basándonos en las que son necesarias podríamos identificar aquellas que requieren de nuestra atención de forma urgente. Porque la urgencia le pone un límite de tiempo al asunto.
Si nos dejamos llevar por la pirámide de Maslow podríamos decir que hay áreas principales para las cuales necesitamos prestar atención: fisiología, seguridad, afiliación, reconocimiento y autorrealización. Todas estas áreas son importantes y requieren de nuestra atención. Sin embargo, pienso que si de prioridades se trata iniciaría con alimentación y salud. Sin embargo, son las mismas áreas que ignoramos y solo prestamos atención cuando surgen situaciones que ponen en riesgo la vida. Ahí, cuando se vuelven urgente es que decidimos atenderlas e inclusive en ese momento, cuestionamos como debemos manejarlo.
Hace unos días estuve en una cita médica y escuché que la recomendación era un tratamiento que no cubría el plan médico. La persona decidió irse por la vía que cubría el plan y decidió pensar si podía o no realizar el otro tratamiento. Me quedé meditando en esto y me sentí mal por esa persona. Por alguna razón, en ocasiones, tratamientos preventivos son excluidos de ciertas cubiertas y es que a veces la razón, lleva a monetizar la salud que se ha vuelto un negocio muy rentable.
Sin embargo, ahí estaba yo, esperando mi turno y con un dolor inmundo que se agudizó por la hora y media de espera en una silla plástica. Silla en la que me movía como carne en un sartén… de un lado y del otro, para luego mover los pies con un cuasi tic nervioso mientras mis cejas se alzaban de vez en cuando mostrando mi exasperación. Al final entro la doctora quien estaba en el cubículo de al lado, se disculpó por la demora, pero tuvo una emergencia que atender. Pienso que en alguna cámara vio mis muecas o el sonido de la silla cuando intentaba acomodarme.
En fin, leyó los resultados y me hablo de mi caso, las alternativas y opciones. En la forma que me explicó asumí que era un orden, pero al hacerle varias preguntas me indicó que podía realizarme los procesos simultáneamente, si así lo decidía. Cuando la secretaria me dio el folleto informativo, entendí la razón de porque me indicaron que lo pensara y si decidía hacerlo, les dejara saber. La realidad es que decidí hacerlo. Cuando se trata de salud, no debe haber negociación. Se hace sin importar. Porque si aparece el dinero para el viaje o para el juego electrónico, debe haber para invertir en lo mas importante…
Me pregunto, cuantas veces has pospuesto un tema de salud por cuestionar precio y sin embargo, vas y adquieres algo. SI lo más importante son los momentos, tienes que estar presente y en salud para poder disfrutarlos.
La vida se trata de estar presente y poder vivirla al máximo. Para poder lograrlo debes dar la prioridad al ser más importante en tu vida. Dedícate tiempo y trabaja en las áreas que entiendas requieren tu atención.