Inmersa en la profundidad de mis pensamientos, sonriendo al mundo mientras corrientes de tristeza me atraviesan. Carcajadas que ocultan las lágrimas que por dentro se desbordan.
Un espacio de desconsuelo, un dolor intenso y profundo que en apariencia no tiene una causa. Y, sin embargo, va creciendo y echando raíces. Fueron las veces que dejé pasar por evitar y no dije lo que sentía. Hoy, hay un cumulo de momentos que me arrastran, mientras, intento obligarme a avanzar.
Son esos días en los que me cuesta levantarme y cubrir con maquillaje un dolor inmenso que me hace llorar en total desconsuelo. ¿Por qué lloras? Como puedo responder si ni siquiera se lo que sucede. Buscar respuestas solo causa mayores aflicciones.
Salgo a la calle, obligada por mil gestiones para regresar en total agotamiento. Ya no solo es mi cuerpo, sino también mi alma adolorida, quienes me dicen que haga un alto y de tiempo a recuperarte. ¿Como puede no dolerme lo que veo? No es acaso la indiferencia uno de los actos más viles que podamos presenciar.
Vamos por la vida creando nuevas estructuras de relaciones. Presenciando, como creemos ser perfectos, pensando que tenemos la verdad a base de nuestra realidad justificada. Y, sin embargo, transitamos por la vida golpeando y recibiendo golpes emocionales, conscientes o inconscientemente. Construyendo un espejismo al exterior y nuestro interior…
Y es en ese mirar hacia adentro que me descubro en total imperfección y veo como mis juicios causan mayores agravios. Porque no puedo comprender como un hijo no puede pasar a recoger un regalo de cumpleaños que una madre adulto mayor compro con todo el entusiasmo. Como un patrono permite que sus lideres marginen a un empleado por levantar su voz para defenderse ante algo que esta mal. O peor aún, como nos permitimos priorizar a un animal y permitir un trato indiferente a un ser humano.
Dejar ir y sanar, evitar hacer juicios sin tener los panoramas completos y la complejidad de la historia, es fácil decirlo. Sin embargo, es el presenciarlo cuando es con las personas que amas lo difícil. No poder intervenir porque tu mismo estas librando una batalla. Porque es mejor dejar ir… no se me da.
Hoy, es uno de esos días que veo el sol desde una nube gris. A lo lejos trato de pintar un arcoíris con el dedo, imaginando que son crayones… intentando convencerme en medio de un proceso que no es justo ni necesario. Todos somos responsables de nuestros actos, de lo que decimos y de lo que callamos. De lo que hacemos y permitimos. De lo que no hacemos y objetamos.
Quizá, hoy es un buen día para reflexionar en como podemos nutrir al otro en amor y buscamos darles a los seres humanos una nueva oportunidad para crear vínculos. Nadie es perfecto y todos cometemos errores, no estamos obligados a coincidir, pero todos tenemos derecho a ser tratados en respeto y con amor.