El tiempo

Y te había oído decir: “el tiempo no perdona”. Y no supe escuchar la angustia que esas palabras ocultaban, hasta este momento. En un instante y ante el dolor de un movimiento dijiste: “que malo es llegar a viejo”. Y de repente, me encontré atrapada y sin palabras.

Y es que lo que mi corazón quiere decir no es lo correcto si decido acompañarte. Porque debo escuchar lo que sientes y validarlo. Entender más allá de tus palabras. Tu físico se está quejando, pero tu alma sigue intacta. Y, sin embargo, nadie nos prepara para ser los padres de nuestros padres.

Nadie nos dice que el tiempo invertirá los roles. No hay clases ni consejos, aunque al final pudieran ser similares y los retos son mayores. Porque son adultos y no niños. Porque sientes debes protegerlos y ellos batallaran que les quieres controlar. Porque deseas verlos bien y a veces interfieres en sus decisiones. Porque en lugar de querer verlos volar, quieres detener el tiempo para tenerlos más junto a ti.

Y a veces dependerán de ti y afectarán tu agenda. Sacrificarás más y terminarás agotado. La responsabilidad nunca será distribuida equitativamente porque crearán un vínculo contigo que no tendrán con los otros. Y tú, comenzaras a creer la historia que los conoces mejor. Y quizá es cierto, y, sin embargo, necesitas tiempo. Y como les tienes cerca, sabes que no hay mucho tiempo, así que le das del tuyo y lo haces con tu presencia.

Escucharas las anécdotas del día y pensaras en que eso no debió hacerlo de esa manera. Y, buscaras formas de mitigar los riesgos. Evitar una caída o el que sean victima de alguien que se aproveche de su vulnerabilidad. Quieres que vivan plenamente y en tu interior, luchas contigo pues sabes que hay cosas que no deberían estar haciendo. Inventas estrategias, para buscar supervisar alguna de sus actividades y te das cuenta que hay cosas riesgosas que hacen en tu ausencia.

Comienzas a llamarles con mas frecuencia para saber como están. Intentando ver como puedes apoyarles mientras no estas con ellos. Intentando hacer presencia para proteger. Y, sin embargo, no siempre es posible. Sus anécdotas del día te preocupan y más, cuando son justificadas con historias del pasado. Son adultos mayores y no niños, pero como se lo explicas a un corazón angustiado.

Como le dices a tu corazón de hijo que no eres su padre sino su cuidador. Que le debes acompañar, pero dejándole ser mientras establecer limites y fronteras. Involucrar a aquellos que se han desentendido mientras velas de cerca por su bienestar. Algunos dirán, el que no esta no hace falta… y, sin embargo, no es por ti, es por ellos. Porque ellos necesitan sentir la cercanía de todos cuando el tiempo en el reloj de arena está indicando que es necesario un cambio de posición.

2 thoughts on “El tiempo

    1. Es un proceso natural para el cual debemos prepararnos física, mental y emocionalmente. Ser cuidador es una tarea ardua, sobre todo, cuando hay amor de por medio. Si hoy estas acompañando como hija a un adulto mayor, te reconozco y te envío un abrazo solidario. Quizá no lo escucharás con frecuencia, y sin embargo, lo estas haciendo bien.

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